lunes, 29 de junio de 2009

Escuela JOSE SANTOS VARGAS, ciudad de La Paz


Artículo extraído del periódico La Razón, Cuerpo C: revista semanal Tendencias edición del domingo 28 de Junio de 2009,p. C4

Los niños leen y plasman en dibujos los versos de Casazola


Estudiantes paceños leyeron una veintena de fragmentos de poesías de la autora chuquisaqueña. Luego le dieron color a las palabras. Un libro recoge el resultado de este trabajo.

ETNY SIVILA CORTEZ,

periodista

Fragmentos poéticos de la chuquisaqueña Matilde Casazola, ilustrados por 20 niños y niñas del cuarto grado de la escuela José Santos Llojeta (La Paz), forman parte de El universo de mi cuerpo. Este libro, circunscrito en la colección infantil Pata-Pata, será publicado este año como parte del Proyecto de Sensibilización Literaria del Centro de Acción Pedagógica del Espacio Simón I. Patiño, en colaboración con Editorial Plural. Además cuenta con el apoyo del grupo de enseñanza alternativo Chuymampi Ser de Corazón.

Armados de lápices de colores, los niños reinterpretaron en el papel los versos de la poeta. Y para ello, claro, debieron hundirse primero en los escritos de la chuquisaqueña. Entre ellos los poemas contenidos en Los cuerpos, obra que a decir de la propia autora fue una de las primeras que publicó. Amo mis huesos/su costumbre de andar rectos/de levantar un semicírculo/para abarcar el cielo/de encadenarse en filigranas diminutas/para favorecer el movimiento/amo mis huesos con sus curvas/sus salientes/y sus cuevas profundas. Los niños, después de la lectura del poema Los huesos, “realizaron un viaje imaginario a través de los rincones sagrados y perfectos del cuerpo humano para conocerlo y amarlo”, recuerda Casazola.

Los estudiantes leyeron en total 20 fragmentos de poesías de forma individual. Luego, compartieron con sus compañeros uno de ellos. Después de tres meses, el taller concluyó en las aulas con el dibujo de los niños, quienes se inspiraron en los versos.

Desde la perspectiva de la escritora, este proyecto permite la aproximación de los niños a las letras bolivianas a través de “un lenguaje de trazos y colores, inventado por ellos mismos”, bajo la supervisión de las facilitadoras Carolina Sagárnaga y Sandra Rivera, ambas del grupo Chuymampi Ser de Corazón.

A decir de Jessica Freudenthal, responsable del Centro de Acción Pedagógica del Espacio Simón I. Patiño, la colección denominada Pata-Pata es el resultado del trabajo desarrollado a lo largo de un ciclo de talleres en diversas escuelas, que implica la selección de poemas de un determinado autor boliviano (uno por edición), así como la lectura y el análisis de los mismos, para después recoger las impresiones ilustradas de los niños participantes. Siguiendo este camino, con la interculturalidad y la equidad de género como transversales, se busca la integración del escritor, la obra poética y los lectores, cuyo resultado es un libro en el que la palabra y la pintura se complementan en cada edición.

El proyecto tiene vida desde hace tres años y hasta la fecha ha engendrado siete publicaciones con un tiraje de mil ejemplares cada una. De ellas es posible extraer, entre otros, No se mira hacia arriba, se mira hacia abajo, de Blanca Wiethüchter; Llega el sueño con una pluma en el sombrero, de Óscar Cerruto, y Paisaje sin Fronteras, de Julio de la Vega. La octava entrega corresponde a Matilde Casazola con el libro El universo de mi cuerpo.

Gracias a esta iniciativa “ha sido posible llegar a miles de niños y promocionar el hábito de la lectura en todos los rincones del país”, destaca Freudenthal, quien señala que una gran parte de cada lote de libros es donado a escuelas públicas y centros de lectura, en tanto que un porcentaje mínimo es comercializado.

Casazola destaca algunas de sus experiencias junto a niños de escuelas como de La Recoleta, en la ciudad de Sucre. “Leía mis poemas y los recitaba con ellos; pero en sus voces cada palabra cobraba vida de una manera diferente”. Haciendo un paralelo con su propia historia, la escritora confiesa que ya en la infancia su espíritu abrazó la poesía en un entorno familiar —principalmente materno—, pródigo en producción literaria. “Quizá por ello mis poemas son para quienes tienen el corazón de niño”, comenta la poeta nacional.

A propósito del libro, Casazola extrae de su repertorio el estribillo de El cuento del mundo: De qué color es el mundo/con asombro preguntó/Justo del color que quiera/pintarle tu corazón; versos que dedica a los niños “por ser magos del color y pintar el mundo con tonos inimaginables”.

Entre los proyectos de la escritora se halla la publicación, entre agosto y septiembre, de Las moradas transitorias, obra que será lanzada por la Editorial Gente Común. El libro —de enfoque autobiográfico— toca la naturaleza, el amor, el ser humano en su vivencia diaria y el destino. “Habitamos un cuerpo, cumplimos un destino y tras la aventura de vivir, en cualquier instante se cierra la historia”, concluye.

LA AUTORA

PERFIL • Escritora y cantautora, Matilde Casazola nació en Chuquisaca en 1943. Desde niña se dedicó a la lectura. A los 11 años ganó el Primer Premio en los Juegos Florales Infantiles de Sucre. Ingresó luego a la Escuela Nacional de Maestros, especializándose en Música.

OBRAS • Entre las obras más destacadas de la escritora están “Los ojos abiertos”, “Los cuerpos”, “El espejo del ángel”, “Los racimos” y “Una canción y cuatro poemas”. En su trabajo musical se encuentran “Cuento del mundo”, “El regreso” y “Viento pasajero”.

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