jueves, 7 de mayo de 2009

La nutrición, ¿Un mito escolar?

Cuando en las escuelas fiscales se pregunta a docentes el porqué del pobre aprendizaje, invariablemente lo atribuyen a factores externos al aula: antes, el problema era la infraestructura y el mobiliario escolar; pero, con esta tarea en manos de los gobiernos municipales, la respuesta suele ir por el lado de la alimentación: "pero si estos niños no comen, vienen a dormirse, por éso no aprenden". Tanto era así, que los gobiernos municipales -aunque no todos- también invierten en una merienda escolar diaria. Sin embargo, sigue el bajo rendimiento en los aprendizajes en relación al de los buenos establecimientos particulares.

¿Estamos frente a un mito? Veamos entonces cuánto de cierto y de falso hay en ésto y saquemos conclusiones.

Hasta donde nos llegan las noticias científicas, se sabe que el aprendizaje se produce en presencia de una proteína, la "otx2" (Orthodenticle homeobox 2) que es responsable del desarrollo del cerebro y de los órganos sensoriales, por tanto, de su funcionamiento. Sólo que la maduración de las células implicadas son producto de la estimulación de los ojos. Obviamente, la formación de células se hace en presencia de nutrientes, que salen de los alimentos; de allí que surjan explicaciones de ese orden, no solamente en el caso de las escuelas, sino cuando se dice, por ejemplo, que los 'inka' dominaron a los 'aymara' (que parece no ser el nombre originario) porque éllos comían maíz, que les daba más fuerza, mientras que los segundos, eran débiles porque sólo comían papa, que es pura fécula.

No obstante, en el ejemplo del maíz mejor que la papa, hay que ver también lo positivo y lo negativo: hay algo bueno en ciertos tipos de
maíz de colores, como el willkaparu, pero también otro mito, pues por la bioarqueología se sabe que con esa dieta, los indígenas de Florida (1) padecieron anemia en tiempos de la colonia; enfermedad que pone "en peligro el desarrollo mental y físico de muchísimos niños".(2)

Sí, hay nutrientes importantísimos -sobre todo para lugares de altura- como el hierro, el yodo, la vitamina A, que gracias a programas estatales iniciados cuando se restauró la democracia en Bolivia, están más accesibles; y, pues, en las escuelas se debería enseñar a preferirlos, por citar algo: las harinas fortificadas, el arroz que tiene apariencia tostada, o la sal bien yodada. Pero, por otro lado, los educadores, tienen que buscar explicaciones al aprendizaje lento de sus alumnos en la forma cómo hacen clases estimulantes, y saber que, como dice Reuven Feuerstein(3), los genes, los nutrientes, y otros factores, no tienen porqué tener la última palabra en materia de educación.


(1) Larsen, Clark S. Alimentación y salud de los indígenas en las colonias americanas en Revista Investigación y Ciencia: 287 - AGOSTO 2000

(2)
Scrimshaw, Nevin S. Carencia de hierro en Revista Investigación y Ciencia: 183 - DICIEMBRE 1991

(3) ver también Una entrevista con R. Feuerstein en el blog de Rolando Riveros Vidal


2 comentarios:

  1. Cuando era estudiante de secundaria (antes medio), me acuerdo que iba al colegio sin un quinto de dinero en el bolsillo, tenía hambre, anhelaba una sajra horita, pero me las aguantaba. Que el gobierno a través de los municipios hayan incorporado el desayuno escolar en los estudiantes me parece una muy, pero muy buena ayuda en la alimentación personal, cuando los estudiantes Terminal su desayuno escolar se sienten renovados, con más energía, hay un cambio que solo el profesor puede darse cuenta. Sin embargo que los estudiantes no aprendan, o aprendan poco, eso ya es hablar del método y la didáctica del profesor.

    Qué buena nota para reflexionar, hasta la vista.

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  2. Darío Manuel habla palabras mayores: del método y la didáctica del profesor, a lo que también añadiría los temas, que no dependen exclusivamente del profesor.

    Saludos, Katty

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