lunes, 6 de abril de 2009

La libreta escolar ¿estará a tiempo?

Desde el punto de vista pedagógico la libreta escolar en Bolivia como en otras partes del mundo, es un instrumento de evaluación por medio de indicadores de la capacidad de adaptación del alumno al medio escolar, y del grado de desarrollo cognitivo. Sin embargo, con la Reforma Educativa de 1994 se la ha considerado sobre todo desde el punto de vista sociológico, al riesgo de desvirtuar su carácter pedagógico.


Los resultados de la educación obligatoria, universal y gratuita de la Reforma Educativa de 1955 en los años 70-80 no satisfacían, porque se constataba que el abandono escolar era alto y éste concernía más a la población pobre, por lo cual, se examinó detenidamente ciertas prácticas docentes a la luz de los avances de la psicología y de la sociología de la educación; y se fueron diseñando tácticas para disminuir el fracaso escolar y el abandono prematuro de las aulas, como parte de las políticas inclusivas, que se plasmaron en la Ley de Reforma Educativa de 1994.


Entonces, hay que situar la evolución de la libreta escolar y “la promoción automática” en el ciclo primaria, en el esfuerzo para solucionar el problema de la reprobación, la repetición o el abandono escolares. Porque hay que tener en cuenta que antes, y también ahora, la reprobación pone al alumno pobre en riesgo de exclusión de la escuela y de allí en más, lo expone a sufrir otros tipos de exclusión en la sociedad. De allí la política para lograr el cambio de la práctica evaluativa docente (antes de la reforma la libreta solía ser también un instrumento de poder de ciertos docentes, -alguno se jactaba del número de reprobados que tenía-. O llegaba a ser instrumento de corrupción.) que se basaba en la creencia de que el rendimiento escolar obedecía sólo al esfuerzo personal y no a otras variables de orden social; por lo cual no se preocupaba por el niño estudiante que reprobaba. Otro ejemplo de este tipo de política es el nuevo diseño de la libreta, escrita en el idioma originario de la región y, -en letra menuda-, en castellano para evitar la discriminación que hacían las escuelas castellano-hablantes a los alumnos procedentes de áreas de habla originaria.


Pero la educación tiene otros actores no menos importantes. Los padres de familia, no sólo porque estaban acostumbrados a las prácticas anteriores a la Reforma Educativa, sino porque la educación superior y el mercado laboral exigen todo tipo de certificados, reclamaban este instrumento y muchos directores/as de establecimientos y hasta directores distritales de educación fotocopiaban las antiguas libretas escolares y la daban, en lugar de, o con las de la Reforma Educativa '94. Y ahora pasa lo mismo, pero con la libreta del año pasado. Esta práctica se refuerza con la carencia del nuevo instrumento hasta finales del año escolar. En principio, el retraso en la entrega de este instrumento a las escuelas era entendible y admisible, dado el tiempo que tomaban las discusiones y pruebas que se hacían en reuniones con los maestros de aula, las decisiones y luego las contradecisiones, por el rechazo de los dirigentes del magisterio al diseño oficial. Algo parecido a lo que sucedió con el último diseño de la libreta y que hizo que las libretas impresas se las entregara a finales de Septiembre de 2007.


Finalmente, como paralela y progresivamente se van implementando otras medidas gubernamentales, como los bonos para incentivar la permanencia del alumno en la escuela y se tiene una cobertura primaria superior al 90%; ya va siendo hora que también se considere que este instrumento de evaluación del trabajo escolar del alumno es otra forma de aprendizaje; y que, si se lo diseña para entregar los resultados de 3 trimestres, y se lo entrega a fin de año, es una falta de seriedad y de respeto a alumnos y profesores; pues no cumple su función de re orientar a tiempo al alumno y a la familia; duplica el esfuerzo docente; y en algunos casos, -ya que hay promoción automática- sólo sirve de pase para el curso siguiente, y como tal, en algunos establecimientos se ha convertido en instrumento de chantaje por parte de Juntas Escolares que exigen cuotas a los padres de familia para entregarlas. Con todo lo cual, cabe preguntarse si este instrumento responde a una sociedad que trata de desarrollarse y apuesta a formar las generaciones jóvenes para un mundo en cambio acelerado.

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