jueves, 8 de octubre de 2009

Menos edad que lo admitido para iniciar la escolaridad ¿Es realmente un problema?

El reportaje “El 5% de los bachilleres paceños tiene menos edad de lo admitido”(La Prensa, domingo 04.10.2009) no sorprende tanto por la proporción de alumnos que han adelantado la edad mínima de ingreso a la escuela sino por el celo que demuestran las autoridades del Seduca y del Viceministerio de Educación Regular, anunciando sanciones tanto para directores de establecimientos como para los “estudiantes beneficiados”.(1)

Los argumentos a favor de este celo son la norma, es decir la resolución ministerial para el funcionamiento de las escuelas emitida a principios de cada año escolar a partir de la Ley de Reforma Educativa de 1994; el Reglamento de Organización Curricular de 1995, que en su artículo 31, dice que los alumnos talentosos deben dar un examen ante un tribunal del establecimiento para aspirar a saltar de curso; y el del “desarrollo psicosocial, que tiene que ir a la par del corporal de los estudiantes; si esto no ocurre, la persona puede tener algunos problemas en su desarrollo, 'por eso no se puede forzar ni jugar con la formación de los futuros ciudadanos'.”(2)

El artículo menciona dos causas de esta situación, atribuibles a los padres de familia que adelantan a sus niños al matricularlos a la escuela a los 5 años, y a los “saltos” de curso. Pero además hay otras causas: documentos de nacimiento falsos o inexistentes; y bien, las campañas de matriculación en las escuelas multigrado (mal llamadas) “rurales” y periurbanas que, ya sea por competir con otras escuelas o por no perder el o los ítemes de maestros, imponen -por medio de las juntas escolares- la obligación a las familias de inscribir niños aunque sean de 3 años. Sin contar niños que se destacan sobre sus compañeros y tienen que ser llevados al curso inmediato superior, para que el o la maestra pueda trabajar con los que están en desventaja.

En cuanto al punto de vista de la norma que tienen las autoridades, la medida que establecía la edad mínima de ingreso a la escuela, después de la reforma educativa, hay que entenderla en el contexto de racionalización del personal que se había fijado el gobierno de la época, para lo cual se tenía que contar sólo alumnos a partir de los 6 años en nivel primario.

Para entonces había un solo estudio sobre la edad de ingreso a la escuela que mostraba que los niños que ingresaban a la escuela antes de los 6 años, no presentaban riesgo de fracaso escolar, mientras que los que empezaban a los 6 o más, tenían más probabilidades de repetir el año, de ser casos de sobreedad, o de abandono escolar. Problemas que afectan en mayor medida las zonas de mayor pobreza del país, donde también es mayor la presión para que los niños se incorporen al trabajo lo más antes posible; por lo cual, más bien parecía recomendable adelantar la escolaridad de los niños en riesgo.

Por otro lado, se sabe que muchas veces el grado de desarrollo infantil no coincide con la edad cronológica, y que, en buena medida, es la escuela la que más contribuye a la socialización, el desarrollo del lenguaje y otras capacidades de la infancia temprana y media. Es más, se sabe que mientras más temprano se empiece el aprendizaje de muchas habilidades artísticas, deportivas, científicas, mejor se desarrollarán. Y esto no es nuevo, ya Vigotsky, Elkonin propusieron una escuela “desarrollante”. Por éso es que, por ejemplo en Cuba, lo normal es que los alumnos salgan bachilleres a los 16 años, edad en que se obtiene la mayoría de edad.

Entonces, que se empiece la escolaridad antes de lo dispuesto en la norma, no es un problema. En cambio sí lo es la sobreedad, por lo que serían muy loables medidas contra el rezago escolar, es decir medidas que mejoren la calidad de la educación. Esperemos que, así como el Ministerio de Educación tuvo que revisar el mes pasado su decisión sobre el lugar y fecha de la matriculación de los alumnos; en este caso, también cese de afectar el derecho a la educación de niños, que estarán mejor en la escuela que abandonados en el campo; en un cajón; en la calle; o enchufados al televisor; por no haber cumplido los 6 años para entrar a la primaria, especialmente allá donde no hay nivel inicial, o donde los padres de familia no se pueden dar el lujo de inscribirlos a este nivel que no es obligatorio.


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(1) “El Seduca, anunció Limachi, tramitará una sanción para los directores de los establecimientos (-sin tener en cuenta que este año cambiaron todos los directores-) luego de una investigación y, además, impuso otro mecanismo de tramitación para los estudiantes “beneficiados”, que provocará un retraso en la entrega de los certificados y, por lo tanto, su ausencia en los actos de colación de grado de sus colegios. “Tal vez se le entregue luego de una semana del acto o quizá más”. [...]
Los afectados deben presentar otros requisitos para el diploma, como “una certificación o informe de la unidad educativa correspondiente, explicando y justificando las razones por las que fue admitido antes de la edad establecida en la norma”.

(2) declaración del viceministro de Educación Regular, Germán Jiménez (en el mismo artículo)